“Hoy me considero un artesano contemporáneo, capaz de desarrollar artesanía de alto nivel, incorporando técnicas precolombinas”.

A diferencia de otros artesanos, me formé de manera autodidacta, cuando hace veinticinco años aprendí a fundir el metal en el fuego. Después de trabajar el oficio orfebre durante veinte años con metales nobles -como el oro, la plata, el paladio y el platino- y recorrer el país investigando territorios, culturas y materias primas, como madera y cerámica, cuando llegó la pandemia decidí montar un taller-laboratorio, llamado Artesanía para oficio. En él creo piezas inspiradas en la cocina chilena contemporánea, que incorporan procesos y técnicas precolombinas: de pequeños pirquineros obtenemos el metal, que luego reciclamos y refinamos en el taller. A maestros artesanos les compramos la arcilla, mientras desarrollamos en el laboratorio la propia. Y la madera es recolectada en las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, o recuperada del fondo de lagos australes, en colaboración con Bosque Hundido, que tallamos solamente a mano, a gubia y navaja, lijamos en varias graduaciones para luego sellarla, con una mezcla propia desarrollada en el i+D de Artesanía para oficio.